¿Quieres salir de tu zona de confort?
8 razones para hacerlo
La zona de confort la componen todas las situaciones, positivas y negativas, a las que ya estamos acostumbrados y que diseñan una rutina que puede ser cómoda o no, pero nos evita cuestionar, pensar y tomar decisiones importantes. La comodidad que nos da es la de movernos por inercia, sin embargo tiene un costo alto ya que se renuncia al crecimiento y nuestra vida se va empobreciendo. Entonces existen buenas razones para salir de la zona de confort, aquí dejamos algunas:
Descubrimiento de potencialidades desconocidas. Es sorprendente todo lo que llegamos a descubrir acerca de nosotros mismos cuando nos atrevemos a hacer algo que se sale de lo habitual. En la rutina se impone la ley del mínimo esfuerzo, ya que precisamente para eso se diseña una rutina. Solo las situaciones excepcionales nos exigen lo mejor de nosotros mismos y ahí es cuando descubrimos que podemos hacer mucho más de lo que creíamos.
Se logra mayor flexibilidad. Salir de la zona de confort permite mirar las cosas desde nuevos ángulos, enriqueciendo nuestra percepción, por lo tanto, ampliando el repertorio de acciones y decisiones volviéndonos más adaptables y con mayor capacidad de enfrentar obstáculos.
Aumento de la autoconfianza. Al descubrir que se es capaz de hacer mucho más de lo que se creía, inmediatamente aumenta la confianza en uno mismo y empezamos a enfrentar lo que nos provocaba temor.
Disminuyen los miedos. Los mayores miedos nacen de la indecisión y de la inercia ya que llevan a evitar enfrentarlos. La mayoría de las veces el solo hecho de actuar disipa un miedo o hace que vaya disminuyendo paulatinamente a medida que se avanza.
La vida se hace más emocionante. Atreverse a hacer algo distinto es algo que le imprime sensación de aventura y desafío a la vida. Las rutinas llevan a una sensibilidad muy plana, en la que todo es predecible y, por lo mismo, frecuentemente aburrido. El cambio remueve el mundo emocional apareciendo sensaciones agradables como la capacidad de sorpresa y la curiosidad.
Se incrementa la creatividad e inteligencia. La inteligencia necesita ejercitarse para funcionar bien y con la rutina apenas se le exige a las capacidades intelectuales. Lo mismo ocurre con la creatividad ya que sólo las situaciones nuevas provocan nuevas respuestas y nuevas soluciones. Entonces salir de la zona de confort es darle espacio a la creatividad e inteligencia para que se manifiesten.
Se desarrollan mejores relaciones interpersonales. Descubrirse, vencer miedos y sentirse más feliz de vivir inevitablemente repercutirá en una mejor relación con los demás. Los conflictos tienden a disminuir y surge una mayor capacidad para ver lo bueno de cada persona.
Aumenta la independencia. Al incrementar la confianza en las posibilidades, la interacción con los demás ocurre de una manera diferente: son un complemento, no bastones ni refugios. Ser independiente afianza la seguridad en las propias capacidades y permite sentir con mayor fuerza el valor de la libertad.
Fuente: Revista online La Mente es Maravillosa