La importancia de la escucha
Muchas veces escuchamos comentarios como: “es que no me escucha”, «mi pareja no me entiende”, “mi hijo no escucha lo que le digo”, «mi jefe no toma en cuenta mis ideas», «le digo que me molesta y no cambia». Cuando nos centramos en la escucha, existen preguntas muy útiles que podemos hacernos y hacer a los otros para ayudarlos a identificar qué está ocurriendo:
¿Por qué a veces los que nos rodean no nos escuchan?
Es útil empatizar con el otro sobre lo triste o frustrante que es cuando no nos sentimos escuchados, podríamos sentimos solos y poco importantes para el otro, por eso sentirse escuchado es importante, es como un medidor de nuestra relaciones ya que si el otro no me escucha, tiendo a sentir que la relación está mal.
¿Cuáles son los típicos errores que se cometen y que impiden que otro quiera escuchar?
El primer error es pensar que si el otro no me escucha es un problema del otro y que yo no estoy involucrado en esto. Si yo no tengo nada que ver con el problema, ¿cómo lo voy a solucionar? Sólo si somos parte del problema, somos parte de la solución. Entonces si otro no me escucha, es importante preguntarse: ¿qué podría YO hacer distinto para que me escuchen?
¿Qué tan importante es que uno sepa escuchar para que otro te escuche?
Para poder influir a otro con lo que digo tengo que saber escuchar, ya que si el otro se siente escuchado, va a estar más receptivo a oír lo que yo tengo que decir. Escuchar es distinto a oír, no es sólo recordar qué palabras me dijo, sino que comprender que mensaje quiere transmitir, para qué lo hace, desde quien viene, etc.
¿Cómo lograr mantener la calma cuando no te toman en cuenta?
Si estoy perdiendo la calma, es mejor detener la conversación, respirar y dejar espacio en otro momento para hablar de esto. Generalmente las personas nos angustiamos pensando “nunca me va a escuchar”, sin embargo esto no es así, habrá otra oportunidad para hacerlo.
¿Qué puedo hacer para que me escuche mi compañero de trabajo?
Lo primero es contarle al otro que quiero conversar y preguntarle cuando podría ser un buen momento para hacerlo. Comenzar la conversación con un objetivo, no con una crítica; ser breve y centrarse en un tema, también centrarnos más en la solución al problema y no tanto en las emociones.
Es útil pedir una acción concreta, escuchar lo que dice el otro y hacer preguntas si no se entiende. Finalmente debemos lograr un acuerdo, una meta pequeña para comenzar y poner una fecha para evaluar cómo va este acuerdo.
Equipo EAS