La felicidad es otra forma de feedback
Pasamos gran parte de nuestras vidas en nuestros lugares de trabajo, lo que le da una relevancia importante a ese lugar que elegimos, sobre todo cuando consideramos que la mayoría de las personas lo que persigue a lo largo de sus vidas es la FELICIDAD.
A pesar de ello, la felicidad sigue alejada de las organizaciones, como si se tratara de un concepto fuera de lugar dentro del ámbito profesional.
Salvo contadas excepciones, la mayoría de los intentos de aproximación al tema de la felicidad en las organizaciones han sido errados en su enfoque, poco rigurosos en sus fundamentos teóricos y caracterizados por un exceso de superficialidad.
Paul Dolan, economista experto en psicología, expone un sencillo e innovador modelo de medición de la felicidad – al alcance de cualquiera – que nos permite averiguar qué es lo que realmente nos hace felices. El modelo se basa en dos variables, placer y propósito, ya que todo lo que hacemos impacta de un modo u otro en estos dos aspectos, tanto positiva como negativamente.
Hay actividades, como por ejemplo disfrutar de una película, una cena o un paseo por la montaña, que contribuyen positivamente a nuestra felicidad de forma directa, ya que su ejecución nos resulta placentera en sí misma.
Otras actividades, como limpiar nuestra casa o preparar unas oposiciones, no nos resultan placenteras en sí mismas, pero también contribuyen positivamente a nuestra felicidad porque contribuyen a un propósito que nos hace felices (vivir en una casa limpia o ganar unas oposiciones).
La potencia del modelo que propone Dolan radica en que permite el aprendizaje y el cambio. Puedes medir la cantidad de placer o propósito que conlleva todo lo que haces, y puedes contrastar esa realidad que mides con lo que crees o supones que te hace feliz.
Entender que gran parte de tu felicidad está en tus manos puede animarte a probar cosas nuevas, introducir cambios o hacer las cosas de manera distinta a cómo las has hecho hasta ahora. A partir de ahí puedes comprobar cómo influye todo ello en tu felicidad, midiendo su impacto en términos de placer y propósito.
Crear espacios en los que las personas puedan trabajar con autonomía, aplicar y acrecentar su maestría y encontrar un sentido al trabajo que hacen es posible. También es posible ayudar a las personas a aprender nuevas formas de trabajar con enfoque, centrarse en las cosas más significativas y elegir mejor qué hacer y qué no hacer en cada momento. La combinación de ambas iniciativas se traducirá en organizaciones más competitivas con personas más felices. Deberíamos hacer lo que esté en nuestra mano para conseguirlo.
Fuente: Glocalthinking