¿Cuál de estas habilidades comunicacionales básicas puedes desarrollar aún más?
Las habilidades comunicacionales que cada uno tiene son fundamentales para determinar el éxito de las relaciones interpersonales, por lo que se hace necesario comunicarse bien en el trabajo, con los amigos, la familia, y, en general, con todas las personas del entorno. Conocer y dominar las habilidades comunicacionales básicas aporta beneficios como ayudar a resolver diferencias o promover la confianza y el respeto mutuo. Aunque comunicarse parece simple, mucho de lo que comunicamos se mal interpreta o no se entiende bien y esto puede generar conflictos tanto en las relaciones profesionales como personales.
La capacidad de comunicarse en forma eficiente, al igual que otras competencias, es una habilidad que puede aprenderse desarrollando algunas estrategias y practicándolas:
ESCUCHA ACTIVA: Tal y como su nombre indica, significa escuchar activamente, es decir, con atención plena. En otras palabras: prestar atención con los cinco sentidos. Hace referencia a atender no solamente a lo que la persona dice, sino también a las emociones, ideas o pensamientos que el individuo expresa.
EMPATÍA: Es importante para situarse en el lugar del otro; es una de las habilidades sociales más importantes, porque es necesaria para convivir con los demás. Aunque no se esté totalmente de acuerdo con un otro, es necesario entender su punto de vista. Además, ponerse en el lugar del otro ayuda a la hora de enviar un mensaje claro y más efectivo.
VALIDACIÓN EMOCIONAL: Mejora la comunicación puesto que el interlocutor se siente reconocido y comprendido, y así incrementa la verbalización de lo que piensa. Tiene un efecto positivo pues crea un ambiente de confianza. Incluye la aceptación y el feedback para comunicar mejor.
LENGUAJE NO VERBAL: La postura corporal, el contacto visual y los gestos también comunican. Mostrarse relajado (y estarlo) y transmitir lo que se intenta decir, puede maximizar el mensaje que se quiere enviar. En un mensaje el componente verbal es un 35% y más del 65% es comunicación no verbal, por lo que se cree que el componente verbal se utiliza para comunicar información y el no verbal para comunicar estados y actitudes personales.
RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS Y NEGOCIACIÓN: Entendiendo que los conflictos son inevitables en cualquier relación, aprender a manejarlos y a negociar son una manera sana y esencial para que las relaciones funcionen. La habilidad de resolver conflictos de manera eficiente requiere una actuación calmada, no defensiva y respetuosa. Al manejar las propias emociones, es posible comunicar las opiniones sin amenazar o atacar a los demás.
LENGUAJE VERBAL: Es necesario ser claro, utilizar ejemplos concretos, tener capacidad de improvisación, vocalizar correctamente, considerar los tiempos, y, en definitiva, expresar correctamente lo que se tiene en mente para conectar con el interlocutor.
LEER Y ESCRIBIR: La lectura posibilita el desarrollo intelectual y, como función cognitiva, permite acceder a los avances tecnológicos, científicos y de la información, por lo tanto, ayuda a comprender mejor la realidad y entrega herramientas para ser capaces de dialogar críticamente. También es importante tener un buen dominio de la comunicación escrita ya que muchas veces es necesario comunicarse de esta forma.
RESPETO: Las personas están más abiertas a comunicarse si perciben respeto hacia ellas y sus ideas. Acciones simples como usar su nombre, hacer contacto visual y reflejar escucha activa hace que la otra persona se sienta respetada y considerada.
PERSUACIÓN: Transforma ideas, creencias, actitudes y comportamientos, e intenta satisfacer las necesidades de ambas partes. La persuasión es la base de cualquier negociación exitosa.
CREDIBILIDAD: Es imposible persuadir a una audiencia si no se demuestra credibilidad y autoridad. La credibilidad genera confianza, y, tal como ocurre con el respeto, la confianza es una gran aliada de la comunicación ya que las personas están más receptivas cuando hay confianza. Debido a lo anterior, es necesario mantener coherencia entre lo que se dice y hace, por ejemplo que exista sintonía entre la comunicación verbal y no verbal.
Fuente: Psicología y Mente