Cultivar el Optimismo
4 simples ejercicios para lograrlo
Cuando hablamos de optimismo tiene que ver con aprender a incorporar el habito de esforzarse por encontrar el positivo de una situación, o más bien, preguntarse qué se aprende de la situación vivida y, a partir de esto, proyectar un futuro enriquecido. Se puede tener distintos grados de optimismo frente a distintas situaciones y, también, ser pesimista frente a algunas cosas y optimista frente a otras. Como en todo, lo que para algunos serìa un futuro optimista, para otros podría no serlo, por lo tanto, depende mucho de cada uno. Por ejemplo, si a alguien le gusta mucho que llueva, será optimista pensando que este invierno lloverá varios días, sin embargo para otros esto sería totalmente lo opuesto.
Es importante destacar que al hablar de optimismo, no sólo se hace referencia a un pensamiento positivo como “voy a conseguir eso que quiero”, sino que también incluye el cómo voy a conseguir eso que quiero. El optimismo impulsa a ponerse metas ya que está la creencia a la base de que se van a conseguir, por lo tanto, a mayor optimismo las personas tienden a esforzarse más por conseguir sus objetivos y a tener iniciativa, ya que realmente creen que es posible cumplirlos.
Existen 4 simples ejercicios que ayudan a fomentar el pensamiento optimista:
EL MEJOR YO FUTURO POSIBLE: este ejercicio invita a imaginarse en el futuro, ya sea en uno o en diez años más, viviendo la vida ideal que cada uno quisiera y escribirlo. Lyubomirsky dentro de la instrucción a este ejercicio incluye “(…) te has esforzado y has alcanzado todo lo que te proponías. Piensa en esto como la realización de los sueños de tu vida y de tus mejores potenciales”. Se sugiere hacerlo durante al menos 20 minutos al día y por variaos días ya que se ha demostrado que al hacerlo, las personas aumentan su sensación de bienestar y siguen su da con un mejor ánimo, En el estudio, a quienes más le sirvió este ejercicio, fue a quienes les pareció un desafío interesante y se esforzaron por mantenerlo.
OBJETIVOS PRIMARIOS Y SECUNDARIOS: se identifica un gran objetivo que se quiere conseguir y luego, cuales serían pequeñas metas que al ir sumandose llegan a alcanzar ese objetivo, por ejemplo, quiero un mejor puesto de trabajo podría ser el objetivo primario, para esto puedo fijar objetivos más pequeños como, primero cumplir con todo lo que requiere mi trabajo actual, después mostrarme proactivo en algunas tareas, después dar propuestas creativas y por último el proponer nuevas ideas que mejoren el cargo actual; una vez hecho esto, tener claridad de cuales fueron los resultados de mis propuestas e ideas, luego con esta evidencia concreta, poder postular a un nuevo cargo.
RECONOCER LOS PENSAMIENTOS LIMITANTES: todos tenemos pensamientos pesimistas automáticos que aparecen en nuestra cabeza y ni siquiera nos damos cuenta; si no sabemos que existen, es imposible cambiarlos, por eso lo primero es aprender a identificarlos para despuès poder reemplazarlos por una idea alternativa o un pensamiento más optimista. Por ejemplo, “para qué voy a llegar puntual si nadie se da cuenta, además tengo tanto trabajo atrasado que no importa atrasarme un poco más” es un pensamiento que limita a comenzar a avanzar con el trabajo atrasado. Si nos damos cuenta de esto, podemos agregar “cómo no me voy a atrasar si al llegar tarde, cada día me queda más trabajo pendiente, probablemente si empiezo a llegar a la hora o incluso un poco antes todos los días, eso va a cambiar”.
CONVERTIR EL OPTIMISMO EN UN HÁBITO: es necesario proponérselo y ponerlo en práctica ya que como muchas cosas, el pensamiento optimista se entrena. Esto es poder darle una segunda lectura a las situaciones a las que nos vemos enfrentados y que esa lectura, tenga un mirada más positiva, principalmente de aprendizaje, es decir preguntarse ¿para qué me habrá pasado esto?, ¿qué información nueva me trae? Es importante recordar que nada es bueno o malo en sí mismo, cada uno es quien da este juicio y, por lo mismo, está en las manos de cada uno el poder cambiarlo.
Psicóloga Antonella Longo M.
EAS