En cualquier momento del año, es posible mirar hacia atrás y encontrarnos con metas, proyectos u obligaciones que esperábamos cumplir en las distintas áreas de nuestra vida; para cada una de ellas posiblemente construimos estrategias que nos ayudarían a enfrentar las situaciones que viviríamos. Pero, ¿qué sucede cuando vemos que durante este proceso han surgido distintos hechos que no esperábamos y que afectan los planes que trazamos inicialmente?
Existen situaciones que no podemos prever, apareciendo escenarios frente a los que, posiblemente, no nos habíamos preparado.
Incertidumbre es la palabra con la cual nombramos la sensación que experimentamos frente a cambios insospechados. Esto porque nos encontramos en un espacio caracterizado por la ausencia de claridad, certeza o seguridad. En este escenario de muchas posibilidades y ninguna garantía, llegamos a pensar muchas veces que no seremos capaces de adaptarnos y superar dichos cambios.
Es así como diariamente en el trabajo, la casa o con los amigos, se nos presentan cambios y nuevas posibilidades de solución a las que adaptarse, frente a las cuales surgen diferentes preguntas, que posiblemente no podemos responder.
La imposibilidad de adelantarnos y responder a todas estas preguntas nos puede provocar rabia, angustia y ansiedad, lo cual interfiere de manera negativa en poder desplegar todos nuestros recursos para manejar positivamente los cambios del contexto.
A continuación te presentamos algunas ideas para ayudar a manejar la incertidumbre:
- Céntrate en el presente y mira las alternativas que tienes hoy. No pongas tu mirada en el futuro, ya que al estar en constante cambio, no puedes tener control de lo que sucederá.
- Mantén una actitud optimista y esperanzada sobre el futuro. Reconoce y valida que no sabes qué está pasando, ya que está fuera de tu control, pero que te vas a asegurar de que independiente de lo que ocurra, harás tu mayor esfuerzo para obtener el mejor resultado.
- Habla de lo que te pasa con otros que están viviendo una situación parecida.
- Reconoce las emociones que la incertidumbre genera (tristeza, rabia, ansiedad) y coméntalo a las personas que lo rodean. Es importante que sepan que si estás más sensible, no es en contra de ellos, sino que es una legítima respuesta en un contexto de cambio.
- Incorpora otros focos de interés que estén en tu control, de manera que puedas comparar y ver que esto tiene que ver con variables del contexto y no con tu capacidad de responder frente a distintas tareas.
- Comprométete sólo con aquello que estás seguro que va a poder cumplir.
- No olvides tu cuerpo, cuida la alimentación y mantén alguna práctica de ejercicio físico.
Equipo EAS