¿Qué sabemos sobre la felicidad?

Emiliana Simon-Thomas ha dictado cursos sobre la Ciencia de la Felicidad y habla de estos temas a personas dedicadas a los negocios, la salud, la docencia, gobierno y otras áreas en todo  el mundo. De acuerdo a su experiencia, comenta que las personas constantemente quieren saber cómo encontrar su felicidad y la de su entorno, por lo que ella lo ha resumido en tres ideas que considera son las más motivantes, conmovedoras y sorprendentes para las personas:

 

La mayoría de nosotros entendemos mal la felicidad.

El concepto de felicidad no es una idea nueva; en general, las personas pueden explicar con facilidad su significado, sin embargo, saber qué es la felicidad, no nos hace automáticamente ser más felices.

El primer error es equiparar la felicidad con el disfrute temporal que sentimos como respuesta a un estímulo placentero, sin embargo la felicidad no surgirá al esforzarse por acumular cosas cada vez más placenteras, o esforzarse por sentir y transmitir constantemente alegría y entusiasmo (por «ser positivo»).

Las experiencias emocionales positivas contribuyen de manera importante a la felicidad general, sin embargo, las personas que ponen todo su esfuerzo y recursos en maximizar el placer a menudo lo hacen a expensas de socializar o ayudar a otros, y terminan siendo menos felices. Del mismo modo, tratar de sentirse bien todo el tiempo, en realidad se interpone en el camino de la felicidad.

Entonces, la sugerencia es: experimentar placer en el momento adecuado (por ejemplo, reír cuando el chiste es divertido o saborear una comida) y aprovechar este estado lo más que se pueda, para así saber reconocer y expresar las emociones que surgen en circunstancias difíciles, como la ira, la tristeza y el miedo, ya que éstas dan información importante sobre qué hacer; y luego, practicar la resiliencia para que podamos recuperarnos de mejor forma de estos estados y aprender de ellos.

 

La clave es la atención plena.

La atención plena (minfulness) puede ser definida como un ejercicio deliberado, por ejemplo la meditación, o de una manera más general que implica prestar atención al momento presente con amabilidad y compasión. Los últimos 30 años de estudios han demostrado que hacer las cosas con atención plena es beneficioso a distintos niveles.

Desde el punto de vista de la felicidad, la atención plena ofrece una forma de darse cuenta de los propios pensamientos y emociones que tienden a repetirse, pudiendo así explorar si alguna de las creencias, prejuicios o hábitos puede estar obstaculizando la felicidad.

 

Cultivar la felicidad requiere trabajo

Al igual que aprender a tocar un instrumento musical, aumentar nuestros niveles de felicidad no puede hacerse de una sola vez. La mejor forma para aumentar los niveles de felicidad es invertir en las relaciones con otros: fortalecer las conexiones, desarrolla la amabilidad y trabaja en contribuir en crear algo importante junto con otros.

Al igual que la terapia física después de una lesión, se requiere compromiso para fortalecer y recuperar la función de nuestra conducta pro-social: aprender habilidades en torno a la confianza, la reconciliación y el trabajo en equipo. Para hacer esto, necesitamos poner en práctica  algunos de nuestros hábitos existentes y tolerar ser vulnerables. La búsqueda de la felicidad es un proceso que requiere un esfuerzo consiente y continuo.

Sentirse agradecido fomenta una comprensión más precisa de la felicidad, fortalece nuestras conexiones sociales y nos motiva a comprometernos y devolver algo a los demás. La gratitud es a menudo un tema de prácticas de mindfulness, y se enfoca directamente en el rol que otros juegan en la bondad de nuestra propia vida. Reflexionar y expresar gratitud es un ejercicio para capitalizar el disfrute, generar confianza y suavizar el enfoque en uno mismo; reconocemos lo que es bueno y atribuimos la fuente de esa bondad a los demás, y esto puede ayudar a evitar las trampas comunes de buscar la felicidad.

 

¿Cómo podemos mejorar el expresar gratitud? Cuando agradezcas a alguien: dile lo que hizo y de lo que estás agradecido, reconoce el esfuerzo que le tomó hacer esto, y describe cómo fue bueno para ti. Por ejemplo: gracias por tomarte el tiempo de leer este artículo; sé que podría estar haciendo muchas otras cosas interesantes con tu tiempo y, para mí, saber que las personas se están involucrando con estas ideas me transmite que lo que hago tiene propósito y significado.

Fuente: The Greater Good Science Center at the University of California, Berkeley

 

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